:

:

CAPÍTULO 12: El regalo de Mauricio















L
A MAMÁ DE JAMES fue a su local de autos a ver su negocio, allí encontró a papá observando la variedad de automóviles. Una pareja de esposos lo confunden con el vendedor y Roque responde a sus inquietudes sobre los modelos de autos. La señora Romaña observa lo bien que habla y el vasto (amplio) conocimiento que tiene sobre los autos. La pareja se muestra interesada en comprar gracias al poder de convencimiento de Roque. El encargado de ventas toma su lugar, la señora Romaña lo felicita.
— ¿Y no ha pensado en cambiar de trabajo? — le pregunta la coqueta señora.
— Solo si usted me hace una buena oferta.
Roque le mintió que era su día libre y que decidió tomarle la palabra ya que la otra vez que conversaron ella lo invitó a su local. Se fueron a tomar un café y la señora Romaña le ofreció trabajo a papá con un buen sueldo. Él dijo que lo pensaría solo para disimular.

El señor Mauricio me alcanza una bolsa.
          — Sé que ya pasó tu cumpleaños, pero igual espero sea de tu agrado—recibo la bolsa y veo que adentro hay algo envuelto—. Si hubiese conocido tu gusto por el Max 5 te lo hubiera comprado— se disculpa.
          — ¿Y cómo sabe usted que mi cumpleaños ya pasó?
El señor observa hacia un lado de la calle y logra ver a mis dos madres. Raudamente (rápidamente) se despide, caminó hacia la entrada del callejón que está a unos pasos de la esquina de la casa y por allí se fue. Lo veo marcharse dando pasos acelerados.

Mamá me ve parado en la esquina de la casa. Viene apurada y a las justas logra ver al señor Mauricio dando la vuelta.
— Hija, qué haces ahí, pasemos que está haciendo frío— le pide mi abuela.
— Mamá Grande mira lo que me trajo un señor llamado Mauricio.
Se queda muda por unos segundos y le da una mirada cómplice a mi madre.
— Verdad que ese señor no es un extraño. Pues me dijo que es un antiguo amigo de mamá y hasta la vecina Roberta que pasó lo saludó y le dijo si ha venido por la reconquista, ¿qué significa eso?
— ¿Mauricio?, escuchaste mamá. Mi viejo amigo, ¿y dónde está? — disimula mi madre y fríamente me desea un feliz cumpleaños.
Ingresamos a la casa.
— Lo que no comprendo es cómo sabía lo de mi cumpleaños— les comento.
— Es un amigo que no veo hace años y cuando se marchó sabía de mi embarazo— me responde y no tuve más curiosidad.
Ambas se miran y disimulan. Les pregunto si puedo abrir el regalo, las dos se vuelven a mirar y acceden a mi pedido. Lo abro con rapidez y veo EL PRIMER JUGUETE DE MI NIÑEZ y uno de los pocos que tendré.


Era un nadador a cuerda. Ese regalo me hizo olvidar las palabras hirientes de mi tío Elías, mientras hago nadar a mi regalo en una pequeña batea de plástico escucho que me tía Mary les cuenta lo que hizo mi hermano Frank con la torta, mamá le da una bofetada y sale lloroso. Ya no me importó la torta. El resto de la tarde me la pasé jugando, ese regalo me hizo muy feliz. 

A eso de las cinco de la tarde se dio la tercera sorpresa de la que me habló mi nona, pues tocaron la puerta, eran Camilo y Josué. Cuando el papá de Josué habló con mi nona hace unas horas se disculpó por no aceptar la invitación de mi abuela, dijo que mandaría a mi amigo con su chofer. Luego que se fueron pidieron permiso en la casa de Camilo, la mamá de Sarita no estuvo y no hubo a quien pedir permiso, se quedó triste porque quiso venir a mi casa y pasarla con nosotros.
El chofer de Josué trajo unas gaseosas y bocadillos; Camilo me regaló un queque que lo preparó con su mamá gracias a sus ahorros. Les di un efusivo abrazo. Mi abuela al verme tan contento fue más feliz. Mi madre estaba preocupada, por más que intentó disimular no pudo.
— Mamá ya no estés molesta, te prometo que no volveré a hablar con desconocidos. Si gustas cuando regrese le devuelvo su regalo.
— Gabito no es eso.  Solo me apena que se haya arruinado tu pastel—me responde para disimular.

Si bien les dije que era el peor cumpleaños de mi vida, pues me retracto ya que vendrá otros que sí serán peores y ya se los contaré en su debido momento.


 La pasé muy bien, mi tía se encargó de poner la música, mi tío Elías se cambió y se marchó a la cita con su enamorada que le pone los cuernos. Si me preguntan cuál regalo me gustó más, les respondería que el de Camilo porque sé cómo le cuesta ganarse cada moneda y en su pobreza me trajo el mejor pastel de cumpleaños, aunque muchos lo llaman queque. Para mí fue como la mejor torta.
Al día siguiente Sarita se disculpó por no ir a mi casa, se la veía triste. Me alcanza un chupetín del Chapulín Colorado. Lo compró con sus propinas, me da un beso en la mejilla, se sonroja y se va corriendo. James no pierde el tiempo y como vio la escena se burla.
— A Gabo le gusta Cica, le gusta Cica— repite una y otra vez.
— Cállate— le ordeno y mientras lo evado me sigue y no deja de repetir lo mismo.

Como ya les dije Cica es el apodo que le ha puesto a la linda Sarita debido a la cicatriz de su mano.
— Si no te callas te vas a ganar tu golpe— le amenaza Camilo.
— Si lo haces le pediré a mi amigo Marco que te pegue— se defiende.
— Él solo es tu amigo porque le das plata.
— No es cierto.
Sarita se me acerca y me alcanza una bolsa.
— ¿Es otro regalo? — le pregunto.
— No, lo cogí de las cosas de mi hermano. Úsalo para tu exposición.
— Eso no vale, le diré a la maestra— mete su cuchara James y me dan ganas de ponerle un tapón a su boca por metiche.
Agradezco a Sarita por su preocupación le pido que se acerque y le muestro el regalo que me dio el señor Mauricio.

Ustedes se dirán y cómo es eso que voy a volver a exponer. Pues el día de ayer después que la maestra se ausentó por una hora regresó y me advirtió para que hoy exponga de nuevo y con un juguete de verdad. Eso me puso furibundo (colérico) porque ella piensa que traje ese tronco con apariencia de carro para molestarla. Me pidió que me siente y llamó a Josué para que exponga, se puso de pie y con mucha educación se disculpó por no haber traído un juguete.
— Ruego me disculpe linda maestra por olvidarlo.
— No sé qué te estará pasando Josué creo que las malas juntas te están afectando (era una indirecta para mí).
— Maestra, Josué le está mintiendo yo vi que trajo dos juguetes— lo delata James.
— Yo también lo vi— interviene Marco.
Tiziana iba a apoyarlos y Camilo con su carita pícara le pide que no diga nada.
— ¿Será posible que me estás mintiendo Josué?
— Lo que ellos dicen es cierto maestra— dice mi amigo.
— ¡Cómo dices!
— Es cierto que me vieron con dos juguetes, pero eran prestados. Usted nos ha enseñado a no ser como Pinocho, por eso prefiero decir la verdad antes que exponer con juguetes que me presté de unos conocidos del otro salón.

La maestra valora su sinceridad y le da la opción para que exponga después (o sea después de mí). Obviamente Josué timó (mintió) a la maestra Paola, pues esos dos juguetes sí eran suyos. No quiso exponer porque todos hubieran visto al verdadero Max 5 y al lado de mi tronco de carro hubiese sido humillante. Tampoco quiso exponer con el otro carro porque pensaba prestármelo. Es un buen amigo, ¿verdad que sí? Le di las gracias y no acepté que me lo preste. Le hice creer que en casa me regalarán un juguete. Esa esperanza tuve y el pedí tanto a la virgencita un juguete que me envió uno con el señor Mauricio como ya se los conté.

          Esta vez en la exposición me fue bien. La maestra quedó sorprendida pues lo hice con mucha elocuencia (soltura, fluidez). Aunque no pidió aplausos mis compañeros lo hicieron y se lo debo no solo al señor Mauricio por darme mi primer regalo, sino también a la profesora Fátima quien al verme preocupado me dio un par de consejos.
          — ¿Y esa carita? — me preguntó.
          — Hoy tengo que exponer sobre mi juguete favorito— le muestro mi juguete nuevo—. Ya tengo uno, pero no sé qué voy a decir porque recién me lo dieron ayer. La profesora dijo que no solo debemos describirlo, sino contar por qué es nuestro favorito y yo no tengo mucho por contar.
          Ella me sugirió que no invente nada y que diga cómo pasaron las cosas, en otras palabras, me dijo que deje que fluyan las ideas, pero sobre todo que hable con el corazón y fue lo que hice. Empecé contándoles que ese regalo es desde ayer mi favorito porque es el primero que me dan desde que tengo uso de razón.
          — Ustedes ya vieron el tronco que traje ayer y muchos se burlaron de mí llamándome tonto. Sé que no era un verdadero Max 5, pero todo niño queremos un juguete y como nunca me dieron uno decidí que ese tronco se parezca a un carro. Pero ahora les hablaré de mi juguete favorito. Les muestro el nadador a cuerdas.
          Algunos comentan que es un juguete barato, otro dijo que tenía uno parecido. La maestra por primera vez los calló para que me escuchen porque vio que lo estaba haciendo con mucha fluidez.
          — Prosigue Gabriel. Cuéntanos, ¿por qué de la noche a la mañana ese es tu juguete favorito?
         
La profesora Fátima pasaba con un niño que había llevado a ser sus necesidades al baño, por la ventana abierta me observa y escucha mi exposición.
          — Este juguete es especial porque siempre quedará grabado en mi mente. Seguramente muchos de ustedes tienen muchos juguetes y varios de ellos los tienen en una caja guardados y ni les dan importancia. ¿Se han puesto a pensar cuantos niños del mundo darían la vida por un juguete que ustedes ni caso le hacen?  Cuántos a una muñeca sin cabeza, a un carro sin llantas, a una piedra o tronco le llaman juguete y con esa pequeñez son felices como lo era yo con el tronco del cual se burlaron. Hay muchos que no tenemos esa dicha que muchos tienen de tener muchos juguetes y lo digo porque yo era un niño que nunca tuvo un solo juguete de verdad.
          Camilo se siente identificado con mis palabras, sus ojos se humedecen pues siempre quiso muchos juguetes de moda y hace poco de la basura se consiguió el carro de plástico sin llanta que ahora tiene. Dejo de observarlo y prosigo.
          — Este regalo es especial porque ayer fue un día muy fantástico. Hace poco estuve muy triste, ¿saben por qué? Porque fue mi cumpleaños y nadie se acordó. ¿Cómo te hubieras sentido si eso te hubiera pasado? Pero no fue porque no me quieran, sino porque a veces los adultos tienen problemas y todos saben la dificultad que tuve debido a mi accidente. Este regalo representa el complemento de un cumpleaños que me celebraron, aunque tarde, pero lo pasé genial y estuvieron las personas que quiero. Hoy ya tengo un juguete con el cual jugar y le he puesto José como el héroe nacional José Olaya quien era un gran nadador.
         
Miran a un compañero que tiene ese nombre y él sonríe. La maestra vuelve a pedir silencio y continúo.
          — Una persona me aconsejó que es bueno ponerle nombre también a los juguetes porque así tiene una identidad y le daremos más valor. Les presento a José mi primer y único juguete favorito. Agradezco su atención y para terminar quiero decirles que nunca se burlen de alguien que no tiene un juguete porque si tu tienen muchos denle gracias a Diosito y tengan presente que las personas tenemos sentimientos y duele mucho cuando se burlan de ti. Gracias.
          Mi exposición conmovió a muchos como ya les dije hasta a la insensible de la maestra Paola. La profesora Fátima se seca unas lágrimas y se va a su salón. Sarita era tan sensible y junto con Paula, la gordita derramaron algunas lágrimas. Camilo y Josué iniciaron los aplausos y los demás les siguieron.

          Esa tarde el riquillo pidió a su nana que le compre un juguete parecido al mío. Su papá llegó y le ordenó a la nana que no compre nada porque su hijo ya tiene muchos juguetes. Hizo su berrinche y se fue llorando a su cuarto. Cuando su mamá llegó le contó lo sucedió, pidió a la nana se lleve a su hijo a su habitación y discutió con su esposo. (Su divorcio estaba en trámite).
          — Te dije que no quería verte por aquí.
          — No puedes privarme de ver a mi hijo.
          — No le veo nada de malo en comprarle un juguete.
          — No hay razón para ello, tengo entendido que hace poco le compraron un carro de madera y ahora pide un nadador de cuerda, eso no está bien. Él no puede pedir lo que quiere y menos hacer un berrinche como lo ha hecho.

          Seguramente te ha pasado que cuando has tenido un juguete nuevo le prestas mucha atención y lo llevas para todo lado. Al día siguiente llevé mi juguete y en el recreo me puse a jugar con Camilo y Josué, pues quedamos en traer nuestros juguetes. James deseó tanto mi juguete y como no consiguió que le compren uno me ofreció dinero para que se lo venda, obviamente no acepté.
El riquillo a la hora de Educación Física le pidió a Marco para que me distraiga y sacó mi juguete, lo escondió en el patio entre unas plantas. Cuando no encontré mi regalo con la ayuda de mis amigos fuimos donde la directora y logramos que revisen las cosas de cada compañero. No apareció. Me sentí muy mal, por mi cabeza cruzó que pudo ser James, pero no estaba entre sus cosas y tampoco en los de Marco.

          Esa tarde el papá de James volvió a visitar a su hijo. Cuando llegó la nana le comunicó que estaba tomando una siesta, le pidió que traiga su mochila para ver sus cuadernos. Allí encontró mi juguete, la nana al ver ello se asustó.
          — Señor no vaya a pensar que le hemos comprado uno.
          — ¡Entonces por qué tiene este juguete!
         
Esperó a que su hijo despierte y James se hizo al sorprendido y dio como excusa que alguien debió colocarlo en su mochila por equivocación. El señor Carlos quiso averiguar qué pasó, para ello pidió a la nana que no le comente nada a su esposa.
Al día siguiente fue al Jardín y descubrió que su hijo robó mi juguete, eso gracias a que escuchó cuando Josué y Camilo me animaban a que ya aparecerá.
          James quedó sorprendido al ver a su papá.
          — Te has olvidado esto— le muestra mi juguete y le pide que lo entregue a la maestra y se marchó.
          James no vino al salón, se fue al baño, quiso dejarlo cerca al lavado de manos, pero luego piensa en botarlo a la taza del baño.
          ¿Lo hará?









No hay comentarios:

Publicar un comentario